Casa De Oraciã³n Rancho Nuevo

Quienes han viajado en avión saben que casi en todos los vuelos se enfrenta a una zona llamada de turbulencia, en la que, se prenden las luces, el piloto pide que todos vuelvan a asientos, que se abrochen los cinturones, las azafatas se aseguran de que, así sea. Algunos pasajeros callan, otros comienzan a orar casi inconscientemente, unos más siguen como dormidos, pero con cierta precaución. El piloto por su conocimiento, sabiduría y práctica no niega la adversidad sino la enfrenta. De hecho, su meta es llevar a un destino a muchos y estas circunstancias no lo detienen. Se preparó para esto y más. Hay dos tipos de turbulencias, sin entrar en términos técnicos puedo resumir en turbulencia visible e invisible. Las visibles son las que se detectan mediante equipos de tecnología y que el piloto cuando traza el vuelo puede evitar. Pero las invisibles son las que se ocasionan por los cambios climáticos, generando corrientes en chorro que no se pueden prevenir. Estas son las que los pilotos se enfrentarán sin esp