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Hace cosa de un año hice un poderoso ejercicio en un curso en el que participé. Se trataba de valorar cada área de mi vida y categorizarla en una de estas 3 categorías: Economy, Premium, Primera Clase. Sí, igual que en las aerolíneas. Se trataba de mirar cada ítem y pensar en cómo te hacía sentir, no en el valor actual de ese ítem. Podía ser algo baratito pero si te hacía sentir genial, su categoría era Premium o Primera Clase. El ejercicio empezaba con tu casa, habitación por habitación, para seguir con tu salud, apariencia física, trabajo o negocio, relaciones personales, etc. Pues bien, cuando se trataba de valorar todas las cosas de mi casa, me quedé muy sorprendida al ver que en su mayoría eran Economy. Había muy pocas cosas sobre mi casa que realmente me hicieran sentir abundante. Ese ejercicio me abrió los ojos, y empecé a introducir pequeños cambios en mi casa que me hicieran sentir más abundante. Tiré cosas, reparé otras.Unos pocos meses más tarde, y casi por casualidad, me estaba mudando a mi casa a